Por qué son tan agresivas las críticas al gobierno en la pandemia


Por qué son tan agresivas las críticas al gobierno en la pandemia

Diremos, de nuevo, que las críticas no sólo son legítimas, sino necesarias. En circunstancias como las actuales pueden contribuir a encontrar respuestas y soluciones, de las que estamos tan necesitados en esta lucha frente a un enemigo tan desconocido como peligroso. Lo que llama poderosamente la atención es la inusitada violencia que inspira muchas  censuras, por un lado, y, por otro, que la mayor parte de las críticas no vayan seguidas, como sería lo lógico, de la propuesta de alternativas a todo eso que se considera deficientemente realizado. Como es de ver en mucho de lo que se publica, y en bastante de lo que inunda las redes sociales, al gobierno, que, nos guste más o menos, o no nos guste nada, es el legítimamente constituido por voluntad popular y el resultado del libre juego de las reglas democráticas, se le adjudican toda clase de culpas con los adjetivos de mayor ferocidad que parecen haber encontrado los censores en incesante búsqueda hasta el límite de lo que toleran las leyes penales, si no sobrepasándolas de modo manifiesto. Desde gobierno criminal hasta responsable de los fallecimientos. Creo, exagerando un tanto, que sólo falta que alguien acuse al gobierno de difundir deliberadamente el virus…
Y esto es, sencillamente, incomprensible. El gobierno es el que es y está al frente. Y lo va a seguir estando, al menos a corto y medio plazo, aunque fuera en funciones, en una hipotética situación de ingobernabilidad. Por mucho que disguste, o por grandes que puedan ser sus errores, el más elemental sentido común impone no ya la conveniencia, sino la necesidad de apoyarlo. Lo contrario es tan absurdo como sería retirar del puente de gobierno al capitán del barco o de la cabina al comandante de la aeronave en plena tormenta, dejando el avión o la embarcación sin gobierno. Cuando pase la emergencia, será el tiempo de la exigencia de responsabilidades, si hay lugar.
La esterilidad de las corrosivas censuras, en tanto no se acompañan de ninguna propuesta concreta de mejor proceder, suscitan, además, la vehemente sospecha de que tales alternativas realmente ni siquiera existen.
Como lúcidamente señaló el maestro FORGES, la violencia es miedo de las ideas de los demás y poca fe en las propias.
Tomares, 18.04.20


FERNANDO AGUILERA LUNA Abogado
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