La renuncia a la libertad en la pandemia según Géraldine Schwarz
Me interesó
vivamente Los amnésicos, obra de esta periodista y escritora
francoalemana, y encargué un ejemplar tan pronto tuve noticia de su aparición
en español. Leí el libro con entusiasmo y no he dejado de recomendarlo. Admiro
a su autora por la voluntad que la ha movido y la calidad de lo escrito.
Nuestra acomodada sociedad occidental necesita intelectuales como ella,
dispuestos a indagar más allá de la primera apariencia de las cosas y a poner
sobre la mesa cuestiones problemáticas sobre las que se ha tendido
tradicionalmente un manto de silencio cómplice. Nos expone con claridad algo
tan importante como el consentimiento generalizado de la sociedad, expreso o
tácito, a los crímenes del nazismo. Y nos habla de los beneficios económicos
conseguidos por muchos aprovechándose de ellos. Cuestiones que no pocos piensan
que no interesan ya por lejanas y conocidas, pero que no están a gran
distancia, en absoluto, y sobre las que poca gente ha reflexionado, mucho menos
interiorizado en su gravedad.
Pero nuestra
autora, como todo ser humano, está sujeta al error, por brillante que sea su
obra comentada. Y creo que se ha equivocado en las respuestas dadas a algunas
preguntas que le sometieron en la entrevista que publicó El País el
pasado día 6, a propósito de la pandemia que sufrimos. Por cierto -es un simple
comentario al paso- que el entrevistador pone en su introducción en boca de la
canciller Angela Merkel la afirmación de que Europa está metida ahora en algo
peor que la guerra desatada por los nazis, lo que de ninguna manera puede aceptarse
desde unas convicciones bien documentadas de lo que fue la Segunda Guerra Mundial.
Pero esa es otra cuestión.
Dice la
entrevistada (transcribo literalmente según se ha publicado, suponiendo que lo
escrito responde fielmente a lo dicho y a una traducción rigurosa): Esto es
lo que nos demuestra la pandemia de una manera brutal: que la gente es muy
capaz de decir no a la libertad. Yo no pensé que, en nuestra época, la gente
dijera con tanta facilidad no a la libertad en nombre de la seguridad. Eso me
asusta mucho. Estas leyes de confinamiento han sido aprobadas por casi el 100%
de la población y en los medios apena oigo críticos del confinamiento. Nadie lo
pone en duda. Y, como en España, las reglas son muy estrictas, a veces del todo
ridículas. No puedes nadar en el mar, aunque la playa esté desierta, no puedes
ir sola al monte… Es ridículo… Y añade más adelante: lo que más miedo me
da de los efectos democráticos de la pandemia es lo fácil que la gente renuncia
a la libertad… Denuncia que se le mete miedo a la gente…y contrapone
al rigor de nuestro confinamiento o el de Francia la menor intensidad del de
Alemania y la mayor estima por los valores democráticos en ella. Los lectores
de estas líneas puedan confrontar las reseñas anteriores con el texto publicado
de la entrevista y captar mejor su sentido general con su lectura íntegra.
Respeto y
comparto la preocupación que inspira a la escritora, más allá de lo
desafortunado de sus expresiones, pues teme, en suma, que las situaciones de
necesidad acuciantes comporten restricciones de la libertad superiores a lo que
la recta razón exija. Pero, como digo, lo ilustra bastante mal y, de hecho, se
contradice, pues reconoce que con sus padres (él enfermo de cáncer y ella de 77
años) no se junta, para no contaminarlos, “claro” (el entrecomillado es
de este texto).
Esto último ya
es de por sí bastante para desautorizar sus manifestaciones antes destacadas.
Si ella misma no se junta con sus padres para preservar su salud, es absurdo
que censure medidas de confinamiento que tienden a conseguir el mismo fin y por
los mismos medios por ella perseguido y propuestos. Si la clave está en la intensidad
de las medidas, y no de éstas en sí, el hecho de poder ir o no la playa o al
campo durante unos días o semanas en función de su incidencia sobre los niveles
de contagio no parece que sea algo que pueda medirse con exactitud y será en
todo caso aspecto opinable y discutible. Llegados a ello sí parece claro que a
menor relación y contacto social, menor riesgo. De modo que puestos a elegir entre
bienes, no parece que el sacrificio de dejar de ir a la playa, al monte o al
parque una temporada sea algo tan causante de aflicción como para aumentar el
riesgo de contagio para otras personas. Entre posibilidades, lo lógico es optar
por lo que favorece a superiores y más extendidos intereses. Por otra parte, la
inocuidad de esas actividades de esparcimiento, clara desde la perspectiva
individual, se torna en riesgo cuando las desempeñan miles o decenas o cientos
de miles de personas al mismo tiempo. Baste pensar en lo que ocurriría en esta
misma Semana Santa si no estuviera restringido acudir a las playas, al campo, a
los parques o a los espacios de ocio y diversión.
Por otro lado,
no es fácil, y con toda probabilidad no es tampoco posible, imaginar qué otra
cosa podríamos haber hecho los ciudadanos que pacíficamente hemos aceptado las
restricciones, sobre plegarnos serenamente a los que se nos pedía. Nada aclara
la autora al respecto.
Parece anidar
en el fondo un concepto “liberal” de la libertad, valga la redundancia, muy de
nuestro mundo occidental y, por lógica consecuencia, escasamente comprensible
fuera de nuestras vigiladas fronteras, que encierran sólo una parte muy pequeña
del vasto mundo global. Pensemos, por poner un simple ejemplo entre otros
muchos posible, que en la actualidad, según puede leerse en la web de UNICEF
hoy mismo, todavía hay en el mundo casi setecientos cincuenta millones de
personas que carecen de agua potable, con lo cual ni siquiera pueden lavarse
las manos, esa actividad corriente y económica (para los occidentales) que se
nos recomienda continuamente para prevenir el contagio. ¿Pensarían esas
personas que comporta una severa renuncia a la libertad no poder ir al campo, a
la playa o a los restantes espacios públicos de esparcimiento y diversión?.
Tomares, 08.04.20
FERNANDO AGUILERA
LUNA Abogado
c/ Valdés
Leal, nº 6 41.940 TOMARES (Sevilla)
tf.
954156763 fax 954155395 fernandoaguilera02@hotmail.com
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