Los nuevos defensores de la libertad

Los nuevos defensores de la libertad

Resulta curioso observar cómo personas adscritas por sus opiniones a los sectores más conservadores de la sociedad se muestran sumamente enfadadas con las restricciones deambulatorias derivadas de las medidas sanitarias actualmente en vigor, constituyéndose en defensores a ultranza de la libertad, como bien supremo ante el que parece que habría de ceder el propio derecho a la salud de la colectividad, cuyo fin último es preservar la vida de los ciudadanos.
Digo que resulta curioso porque, al menos en lo que a mí me llega a través de los medios de comunicación y de lo que se vierte en las redes sociales, a quienes así se expresan nunca antes les había oído quejarse, en absoluto, de las numerosas restricciones a la libertad existentes tradicionalmente en nuestra sociedad. A título de simples ejemplos, entre otros muchos que sería posible invocar, estos nuevos defensores de la libertad nunca han protestado, que yo sepa, por las severas restricciones a la libertad derivadas de la escasez de recursos económicos (no tener medios para adquirir no ya lo que se quiere, sino incluso bienes muy necesarios), o, por idéntica razón, de poder disfrutar de una vivienda digna, haciéndolo en zonas marginales en lugares de características deplorables, con lo que ello comporta. Tampoco les he oído nunca queja alguna de lo mucho que limita la libertad individual, o el disfrute de ella, el trabajo por cuenta ajena sin estabilidad y con bajas retribuciones. No digamos ya la carencia de empleo, tan generalizada.
Afortunadamente, en nuestro medio más inmediato está asegurado el derecho a la salud, a través de una eficiente sanidad pública universal, aunque no está de más recordar que no pocos de estos mismos paladines de la libertad se han mostrado partidarios de la privatización, parcial al menos, de este importante servicio público y, al tiempo, han protestado por que se les preste gratuitamente a inmigrantes ilegales, como si el derecho a la salud requiriera para ser ejercido algo más que la pertenencia al género humano.
Menos mal, también, que disponemos de una modélica enseñanza pública universal que, por cierto, bastantes de estos nuevos defensores de la libertad censuran, al menos en parte, como doctrinaria, por mostrarse ajena a las doctrinas que a los mismos quejosos les gustaría impartir y que, con todo el derecho, pueden predicar en el intocable escenario de la privacidad familiar, sin necesidad de que se extiendan a toda la infancia.
Estas personas deberían explicar por qué nunca se quejaban antes y, sin embargo, protestan tanto ahora. Sobre todo porque las restricciones que nos afectan son estrictamente generales, tienen como finalidad preservar la salud y la vida y han sido establecidas, al margen de determinadas diferencias, por la totalidad de los países de nuestro entorno.

09.05.20

FERNANDO AGUILERA LUNA Abogado
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tf. 954156763 fax 954155395 630377724 fernandoaguilera02@hotmail.com
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Comentarios

  1. Totalmente de acuerdo. Incoherencias y más incoherencias, lo único que se escucha últimamente. Muy interesante

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